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Se compone de dos colores en forma horizontal:
El sello representa el compromiso de nuestra institución con el desarrollo sostenible. "Naturalmente Franciscano evoca las enseñanzas de San Francisco de Asís, como modelo para la construcción de competencias, conocimientos, valores y actitudes, que la comunidad educativa debe asumir, para vivir en armonía con el planeta, como una estrategia de supervivencia de las generaciones presentes y futuras.
Sus componentes son:
Una cruz que sobresale en la parte superior, significando que la vida del hombre y más aún la franciscana, está signada con la cruz redentora.
Así mismo sobre una base de nubes se ven cruzados un brazo del Señor Crucificado y un brazo con la mano llegada de San Francisco de Asís. Representa un encuentro amoroso del redentor con el “Cristo de la Edad Media” como se ha llamado al Santo de Asís. Estos brazos abiertos recuerdan al estudiante franciscano que su vida debe seguir muy de cerca las huellas de Cristo a imitación del estigmatizado de Asís.
Sobre la base de la cruz irradia su luz una estrella, que simboliza la Inmaculada Virgen María, como estrella de Evangelización. Esta representación le indica al estudiante que su misión es la de “anunciar la Buena Nueva” a todos los hombres. La estrella extiende sus rayos sobre un libro como sinónimo de conocimiento y sabiduría.
En el borde el escudo del colegio lleva el nombre del fraile que tanto hizo por esta comarca de Santiago de Cali: Fray Damián González.
La letra TAU es la decimonona del alfabeto griego. Según los historiadores, la cruz en que fue crucificado Jesús tenía precisamente la forma de una TAU; es decir, constaba de un madero vertical y otro horizontal clavado encima. San Francisco, quien tuvo siempre un gran amor y devoción a Jesucristo en el misterio de su pasión y su muerte, comenzó a utilizar esa letra, que le recordaba la cruz, para firmar sus cartas y escritos, en lugar de poner en ellos su propio nombre, como queriendo identificarse totalmente con Jesucristo crucificado.
Los biógrafos del santo traen numerosos relatos al respecto y el testimonio de varios de sus contemporáneos que vieron a San Francisco en oración con un signo TAU resplandeciente sobre su rostro, visión que fue como un anticipo del maravilloso suceso del Monte de Alvernia, donde el mismo Jesucristo, apareciéndose en forma de Serafín crucificado, le imprimió en las manos, pies y costados, las heridas gloriosas de los clavos y la lanza. Desde entonces el signo TAU pasó a ser parte de la herencia espiritual de la Orden Franciscana, como símbolo de la cruz, firma y recuerdo de su fundador: San Francisco de Asís.
Letra: Fray Rubén Darío Montoya, OFM
Música: fray Rubén Darío Montoya, OFM
Salve, trozo del Valle del Cauca,
Rinconcito de dicha y solaz,
Como faro de luz que levantas
Como fuente de amor Fray Damián.
En tu cielo de nubes de plata,
En tu verde de azúcar en flor,
Se confunde con el olor de la caña
Con la ciencia que va a el corazón.
En tus aulas prolíficas brotán
Damianistas que un día serán
Con orgullo viril de Colombia,
Forjadores del bien y la paz.
Te recuestas muy cerca del rio
Que a mi valle le dio su color
De palmera tenaz desafío,
Levantando a los cielos su voz.
Con Francisco de Asís a la gloria,
Como el barco que cruza la mar,
Tus muchachos reviven la historia,
Que aprendieron de ti,
Fray Damián
Señor:
Hazme un instrumento de tu paz,
Que donde haya odio
Siembre amor;
Donde haya injuria, perdón;
Donde haya duda, fe;
Donde haya desesperación, esperanza;
Donde haya oscuridad, luz;
Donde haya tristeza, alegría;
Oh, divino maestro:
Concédeme que no busque ser consolado
Sino consolar
Que no busque ser comprendido,
Sino comprender;
Que no busque ser amado,
Sino amar;
Porque dando, recibo;
Perdonando es como tú me perdonas
Y muriendo en ti
Nazco para la vida eterna,
Amén.